Estimados amig@s, lo prometido es deuda, por fin una paella con arroz salvaje, en concreto con arroz zizania del que ya en el apartado materias primas os presente. Se trata de uno de mis arroces preferidos acompañado con algún marisco y setas que tengáis por la nevera. La paella es un plato poco agradecido, necesita un caldo enriquecido de carne o un fumet de pescado para sacar todo el sabor a la receta, es fundamental y en pocos casos el agua resulta suficiente.
Así en una cazuela con aceite, rehogamos un poco de ajo y la cebolla cortada en dados (espero que los puristas paelleros me perdonen). Más tarde añadiremos el calamar, el mejillón cocido, la gamba pelada, un pimiento rojo y medio puerro, reduciendo todo hasta que apenas quede liquido en la cazuela. Añadiremos el arroz intentando que se impregne bien con toda la fritura y a la vez podemos preparar en un mortero unos ajos asados, con un pimiento choricero y un fumet de pescado concentrado añadiéndolo todo y mezclandolo bien. No os olvidéis de un poco de pimienta, una hoja de laurel y unas hebras de azafrán o en su defecto colorante alimenticio.
Acordaros también de compensar la cantidad de arroz con la cantidad de líquido que echéis, es decir por cada taza de arroz, dos de liquido. Una vez que el caldo añadido empieza a desaparecer se apaga el fuego se tapa y se deja terminar de hacer con el calor residual que quede, favoreciendo la formación del exquisito socarrat en el fondo del puchero. La paella se puede enriquecer aun más con la fritura de unas cabezas de langostino y sacarle toda la esencia, para más tarde añadirselo al caldo de la cocción.
Y por hoy nada más, entiendo que con imaginación la paella admite todo lo que queráis, de pollo, conejo, setas, magro,... las posibilidades son infinitas... ¡Buen provecho!.
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